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Cancioncitas

La Tortuga Parlanchina

¿Te gustan las tortugas? Hoy tenemos para ti una historia muy linda acerca de una linda tortuguita llamada «Tina» y que pronto verás por que le llaman «Tina Parlanchina».

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La Tortuga Parlanchina

En un estanque rodeado de flores silvestres vivía una tortuga muy especial llamada Tina. A diferencia de otras tortugas, Tina no podía parar de hablar. Desde el amanecer hasta el anochecer, su boca se movía sin cesar, contando historias, haciendo preguntas y comentando sobre todo lo que veía.

Al principio, los otros animales del estanque estaban encantados con Tina. Sus historias eran divertidas y sus preguntas les hacían pensar. Pero con el paso de los días, empezaron a cansarse de su incesante parloteo.

Un día, el sabio búho del bosque visitó el estanque y notó que todos los animales parecían agotados.

«¿Qué sucede?», preguntó el búho.

«Es Tina, la tortuga parlanchina», susurró un pez. «No nos deja descansar ni un momento con su charla».

El búho reflexionó un momento y luego se acercó a Tina, quien inmediatamente comenzó a bombardearlo con preguntas y comentarios.

«Tina», dijo el búho cuando por fin pudo hablar, «tienes un don maravilloso para las palabras, pero ¿sabías que a veces el silencio puede ser igual de valioso?»

Tina se quedó perpleja. «¿El silencio? ¿Valioso? ¿Cómo?», preguntó.

«En el silencio podemos escuchar a los demás y aprender de ellos», explicó el búho. «También nos permite reflexionar sobre nuestros propios pensamientos».

Tina nunca había considerado esto antes. Decidió intentarlo y permaneció en silencio durante un minuto entero, algo que nunca había hecho.

Para su sorpresa, escuchó el suave murmullo del agua, el canto de los pájaros y las risas de sus amigos. Se dio cuenta de cuánto se había estado perdiendo.

Desde ese día, Tina aprendió a equilibrar sus palabras con momentos de silencio. Seguía contando historias maravillosas, pero también se tomaba el tiempo para escuchar y reflexionar. Y así, se convirtió no solo en la tortuga más parlanchina, sino también en la más sabia del estanque.

Moraleja

La moraleja de este cuento es que en la comunicación, tan importante es hablar como escuchar. Aunque compartir nuestras ideas y pensamientos es valioso, también lo es dar espacio a los demás y reflexionar en silencio.

Un buen comunicador sabe cuándo hablar y cuándo callar, encontrando un equilibrio entre expresarse y escuchar a los demás. Recordemos que a veces, en el silencio, podemos aprender las lecciones más valiosas y descubrir cosas nuevas sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea.